para perder la cabeza y encontrar,
que toda tu existencia, tiene un nombre de mujer.
Que "bebes los vientos" por ella, que es razón y motivo
de tu felicidad.
Que no hay mayor dicha que procurar la suya
y te olvidas de ti mismo, porque ella es tu mundo,
tu forma de ser y tu religión.
Se sube tan rápido a los cielos,
como se desciende a los infiernos
por el desamor.
Las nubes de bonanza, se tornan
de tormenta y se nublan, tu fé y tu razón.
Porque duele la espera, cuando todo lo das
y todo se te niega.
Por tocar los cielos, con la yema de los dedos
y el infierno a un paso,
ante el dolor del fracaso.
Cieno sin amor, por cieno,
en nuestro dolor forjado.
Cieno triste y almizclado,
que en el dolor se ha forjado,
Lleno de dolor, por lleno.
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