sino con palabras y caricias,
susurros de miel, al oído
y dulces besos en el cuello.
Para vestirte con mi mirada absorta y emocionada,
con la contemplación de la belleza
de tu cuerpo desnudo en el crepúsculo.
Con el tacto de mis pestañas, cuando cerrando mis ojos,
recorro tu cuerpo con mis labios
y en un brote de ternura me extiendo sobre ti,
polen que el viento difumina sobre la arquitectura,
de tu sensualidad, pronunciada hacia los abismos
de mis anhelos, hacia la intención de culminar
en un apretado abrazo.
Todo seda ardiente y contenida en el respeto
y la serenidad, por no romper el estrecho vínculo
entre tu piel y la mía, aderezado con la magia
que se encierra en un beso, cuando los labios,
inflamados de amor, estallan al unísono
en un volcán de pasiones.
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