el cielo todo, es un encendido beso
o un labio algodonoso y cierto
sobre un cuerpo hecho de mies
y verde matiz, de hierba fresca.
Tu pronta elevación de párpado
abre un nuevo horizonte
al claro reflejo de tu mirada
y el ámbar de tus retinas, tiene la dulzura
que se adivina en el brocal suavísimo de tu boca.
Amor es sólo una palabra para llenar un espacio,
donde el sentimiento, rebasa toda predicción
y el corazón es el reloj, donde guardar el tiempo
medido en cada latido.
Soy la sombra de tu clara luz y los clarividentes ojos,
que se deslumbran ante tu presencia,
el pulso que acelera su paso
ante una presentida caricia,
tal vez, nacida más de un anhelo, que de una realidad.
Sueño con el contacto de tu piel,
la fragancia que emana de tu cuerpo floral
y deseo ser la aguja dispuesta a enhebrar
todos tus suspiros, junto a los míos,
en un propósito de unir nuestras vidas
sobre un mismo camino de luz.
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