al verte desnuda sobre el tálamo.
Mi boca calla lo que en mi corazón estalla
en un volcán de deseo y pasión.
Me ocupo de recorrer tu cuerpo beso a beso,
deslizando suavemente mis labios,
como si de pétalos se tratarán
y mis ojos se cierran como el párpado
del día en las últimas luces,
dejando paso al silencio de la noche.
Llueve candidez sobre tu cuerpo
y mis ojos te contemplan extasiados,
busco el contacto de tus senos erectos
junto a mí ardiente pecho enamorado
y mis manos bajan de tu cintura
hasta tu cadera, atrayéndote hacia mi,
abrazándote y mezclándome en tu ser.
Rozando el gozo y el milagro del beso
que rezuma licor de amor entre las comisuras
de tus labios.
Es amor y es sexo, es un eclipse de luz y sombra,
de dos cuerpos enmarañados, arañando el tiempo
y la espalda amante, cuando cesa la música
tan sólo se escuchan jadeos, rumores de aguas y besos
y el nacimiento de un suspiro brotando incontenido
desde el alma hasta la boca, dulce boca,
derramando amor entre sus comisuras.
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