martes, 6 de septiembre de 2016

El miedo es adictivo ( poema gótico )

Asustar, crear un mórbido ambiente,
velas en la penumbra, los cuerpos, 
recortando su silueta en un fondo oscuro 
y las facciones extremadamente angulosas
por efecto de la escasez de luz.

El brillo en los ojos, acentuado, 
con una mala expresión o intención perversa,
sometida a la esclerótica.

En la fría estancia, el color negro disputa al gris,
su permanencia en el rojo.
Hay un sopor de luna y vapor en estratos
sobre las angostas calles,
álgidas notas en los lamentos y susurros 
de temores escondidos.

Cosas viejas y una leve capa de polvo cotidiano,
sobre todos los enseres.
Una campana suena en la lejanía 
y el murmullo del mar se escucha.
Nos sentimos aislados, temerosos,
a la espera de un sobresalto presentido.

El miedo es adicción y sentimos
un extraño placer en ese estado de inquietud.
Hay un cuervo disecado, en la sala de estar,
tan oscuro, como las intenciones que nunca declaramos.
Ámbito de ojos interrogantes, el gesto con el almidón flemático 
de la incorrupción como doctrina,
el fingimiento y una mirada a nuestro alrededor,
con la intención de poner acento
a todo misterio presentido.

¿Invocar a los muertos?.¡No!.
No desean este juego, se aburren en las losas,
como se aburren los siglos, si no ocurre
algo extraordinario.

Escrito en Septiembre por Eduardo Luis Díaz Expósito." Zuhaitz".




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