y me dieran caza.
No sonreía, pues podían ver, un incisivo roto
en primera línea de mi boca.
Idealizaba el amor, como algo sublime...
y lo es, pero el egoísmo es un monstruo
que destruye el lugar, donde habitan,
el amor y todos los sueños.
Tengo la espada horizontal de mi sonrisa,
para vencer la acritud de los rostros
vencidos por el hastío y la monotonía.
Tengo la fe y la convicción, de que desde mi inmortalidad,
conseguiré, a través de los años y con constancia,
despertar a todos del letargo en que se hallan,
por temor a enfrentarse a una realidad
que no llegan a comprender.
Escrito en Septiembre 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."Zuhaitz".
No hay comentarios:
Publicar un comentario