sobre la claridad extrema,
de una ilusión,que asciende cenital,
en nuestro ámbito.
El destino es el arquero, que dispara
venablos y saetas sobre la luz,
disipando semillas doradas,
cuando antes fuera un torrente de luz.
El descuido necesario, para romper la armonía
y esconder, bajo su tupida pluma,
la belleza, antes gozada.
Nadie sabe pronunciar en el vacío de la luz y el silencio,
su enigmático nombre.
Asumimos la responsabilidad de vivir, aún sabiendo,
que todo se hunde irremediablemente
y se deshacen las imágenes, que de la belleza y el amor,
guardábamos celosamente.
Escrito en Septiembre 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."Zuhaitz "
No hay comentarios:
Publicar un comentario