iniciamos la marcha de algo
que desconocemos, pero intuimos
que debemos hacer.
No sabemos, donde acaba la línea
y el horizonte, siempre lejano,
rebasa nuestras expectativas.
Hay una jerga, que trata de explicar
los entresijos de las encrucijadas,
con las que nos topamos,
pero las bridas tienen una calidad
y no sabemos el tiempo que durarán
en nuestras manos, para trazar el camino correcto.
Luz y penumbra sobre los cabellos,
vista al frente y un corazón enhebrado en suspiros
y voces antiguas.
Una lágrima en la despedida y un retornar a la tierra
desde la cual nacimos.
Escrito en Septiembre 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."Zuhaitz".
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