por adorar tu cuerpo,
amarlo, besarlo y sentirlo
con todo mi ser, con todos
mis sentidos.
Una continua adoración,
elevando tu imagen, desde mi pensamiento
hasta el altar laureado
de mi memoria.
Me acuso y no me arrepiento,
del fetichimo que despierta en mí
tus caderas y la curvatura perfecta y sinuosa
de tus nalgas, coronando tus muslos.
Cada delicada curva de tu cuerpo
es una insinuación a la caricia,
al beso secreto y escondido,
morboso, tal vez en lo prohibido.
Buscando ese aliciente de quiero o debo,
en la humedad de tus labios carmesí
o la grana abierta de tu sexo dulce.
No me importa ser juzgado, por sentir
y haber amado.
Por haber libado de las fuentes de tu placer
y gozarte y hacerte gozar, en la extensión
de unos labios horizontales en un beso entregado.
Y en unos verticales labios, con una brevedad
de semilla en tu placer
y unos ríos desbordados, que mojan
tus braguitas más escuetas, recortando
el delta de tu pubis, en una maravillosa coreografía,
en la tersura y voluptuosidad que tus nalgas
presentidas y ahora desnudas, como una coronación,
ante una diosa hecha mujer.
Escrito en Mayo 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz
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