el hambre pasea a sus anchas
y compran las pocas virtudes,
quedan pérdidas, sin ancla.
Esbozos de la razón,
entre histérica locura,
descalzos en la oscuridad
sin respuesta y con la duda.
Viento del este soplando,
sobre ejes oxidados
el cielo siempre nublado
y el amanecer, tardando.
Días, glorias olvidadas,
en el tapiz de lo absurdo,
nada resulta tan burdo,
como una vida hilvanada.
Descosidas las hechuras,
con los botones perdidos,
sobre un traje tan raído,
como las vanas locuras.
Llueve y no está amaneciendo,
con la premura de antaño,
el tiempo se va pasando
y el cielo está oscureciendo .
Caminando voy sin norte
y le pregunto a mis piernas,
sino habrá un día que aborte
esta oscuridad eterna.
Escrito en Mayo 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito. "Zuhaitz"
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