se muestra el extenso cielo,
porque el azul de su anhelo,
se lo pretende robar.
El mar, al cielo responde,
en olas embravecido,
sintiendo su orgullo herido
que en su transparencia esconde.
- Es mi naturaleza
de ser tu puro reflejo,
que de ese mal no me quejo,
ni perderé la cabeza.
- Tú dominas mis instintos,
influyes sobre mi alma,
enfurecido o el calma,
me haces parecer distinto.
-Tú transmutas sin pudor,
mi espíritu y emoción,
logras que mi corazón,
tenga un cambiante color.
El cielo, se ha relajado,
sintiendo en su lejanía,
todo lo que el mar decía,
como amante despechado.
El mar y el cielo, han de amar
su idilio como un reflejo,
que verán en un espejo,
sin poderlo disfrutar.
Mar y cielo, distendidos,
horizonte en breve beso,
de un atardecer ileso,
sueño de amores perdidos.
Escrito en Mayo 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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