sábado, 28 de mayo de 2016

Un gris ceñido en el alma

No hay cielo suficiente, para tanto justo, 
ni pañuelos,  para enjugar sus lágrimas.
El infierno es un patio de recreo,
donde la maldad, pasea a sus anchas.
En esta tierra yerma y agrietada, donde cada suspiro,
es el azufre y fuego de la furia contenida
del planeta, ante las continuas agresiones.

No hay cielo de  ángeles puros y azul de tranquila faz,
sino el gris ceñido en el alma y  el arco pintado,
con el mismo tinte de vacuidad de color
y esperanzas de baldías imágenes proscritas. 

Me hieren las cuerdas del arpa, rompiendo 
un silencio etiquetado y en pausa de espera,
me hiere una luz de artificio y frío neón,
donde la lluvia repiquetea sobre su cristal esférico
y el sol teme su ambigua soledad .

Las últimas migas del pan de todos los días,
se ocultan bajo la mesa y los ojos miran a la lejanía,
perdida su esfera en un imposible infinito.
Las saetas del reloj disparan las horas y clavan las ausencias 
en cortezas amargas, que la memoria pierde
en las arenas del olvido.

Escrito en Mayo 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito. "Zuhaitz"

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