jueves, 26 de mayo de 2016

Miradas interrogantes.

Flotando sobre un inocente blanco,
una pupila de penumbra,
con un brillo de gota de ámbar
o miel, que encierra y guarda
un sol, en nostálgicas miradas.

Tras el azogue en cóncavo advertido,
el puro azabache, del carbón extinto,
antes ascua ardiente o ilusión 
refulgente como espada o labio,
cúmulo de suspiros, bajo la lentitud
de las horas.

El péndulo del pensamiento 
y ese escudriñar, para alcanzar
un significado distinto.
a una realidad que se yergue
sin motivo aparente.

Duelo de abismos mentales,
acero y hielo en la mirada,
interrogaciones como garfios,
desgranando preguntas,
abriendo el razonamiento
a la singularidad de una pregunta 
sin respuesta.

Toda mirada es una pregunta,
cuya respuesta se desconoce.
Los ojos se muestran inquietos,
se ama, se siente, se realiza el milagro,
en la confrontación de dos miradas, 
que dudosamente, puede sentirse
como un sólo ojo, un solo espíritu.
 

Escrito en Mayo 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito. "zuhaitz".


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