y abatidos de tanto amor,
en la calma que sobreviene
a un tormentoso orgasmo.
Mis dedos enredados
entre tu ensortijado pubis,
un beso lento y profundo,
que desde los labios, cala hasta el alma.
Tu cuerpo con el sudor,
luce como una flor cubierta de rocío
y me asomo al ventanal
de tus hermosos ojos, con la profundidad
de una noche de verano
y la dulzura de una lágrima de miel
que brota desde tu corazón,
hasta la orilla de tus párpados.
Te amo y no sabría ya encontrar mi amanecer,
sin navegar en tu mirada y soñar, abriendo
mi corazón y sus despensas de amor,
que celosamente guardaba para ti.
Escrito en Enero 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito. " Zuhaitz"
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