martes, 26 de enero de 2016

Dejadme el absurdo

Dejadme con la recamada sutileza de lo absurdo,
me pesan ya, los innumerables pasos contados
hacia el destino y esa acritud
de los días repetidos con la inercia 
de la costumbre.

Quiero cambiar la dirección del viento
y el lugar, donde el sol se oculta
cada atardecer.
Me gusta jugar a esconderme 
y cambiar de lugar un vaso,
no si antes beber su contenido.

Llegar a un mismo sitio, por diferentes caminos,
porque, aún sabiendo la conclusión,
la aventura está en ese nuevo sendero,
inexplorado  y reciente.

La emoción es ese caudal que nos sorprende,
cuando estamos descuidados, sin esperar
el próximo acontecimiento.
Ese vuelco en el latir y ese entrecortarse la respiración,
cuando nuestros ojos incrédulos se llenan
de inesperadas imágenes o encuentros,
o sucesos que acometen el día, 
con una vorágine de risas y gestos que ascienden
hacia la cabeza, con las manos unidas.

Dejadme el absurdo, como una caja vacía,
para llenarla de ilusiones e imposibles.
Cuando uno sueña y cree alcanzar ese sueño,
toda dificultad es breve y todo propósito,
se agiganta, como una sombra que se alarga,
precursora de nuestros próximos pasos.

Escrito en Enero 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."Zuhaitz"



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