jueves, 14 de enero de 2016

Una vida, una voz

Voces, provocando sensaciones,
murmullos de ríos y razones,
para masticar silencios.
Marejadas de la voz y los tumultos
de agresión sonora en los oídos.

Apóstrofe de la vida y tilde que remarca,
 la intención de ser escuchado,
con una claridad de río oculto
o sílaba perdida entre los dientes.

Aturdida muestra sonora, cruce de verbales caminos, 
donde la razón se esfuerza, en la compresión 
de las lenguas y los ritos tribales
de la comunicación.

Boca vecina y bocina, que depende,
de la expresión y la atención  prestada.
Incoherencia de la coherencia incoherente,
que busca un hueco o resumen de voz,
en el eco, cansino y reiterativo,
como una lección no aprendida.

Sicarios del verbo hay, en el detritus del idioma,
como venganza a lo aprendido, desde la disciplina
del miedo y la sangre,
que  no, la pasión por saber o la aventura
que abre las puertas al conocimiento .

Voces claras, puras, desgarradas,
en el ámbito de una escena, que se recrea y se repite,
en esa costumbre nuestra de perpetuarnos,
olvidando que la voz apaga su pábilo,
a medida de que nuestra vida, va consumiendo su llama.

Escrito en Enero 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito ."zuhaitz"



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