sábado, 30 de enero de 2016

Con la Resolución Necesaria

Tratamos de mantener
en nuestra mente, la ilusión 
de esos sueños y valores, 
que siempre hemos defendido
y creído.
El viento de la vida sopla
en dirección contraria y arrastra
todo lo que dejamos al aire,
sin unos sólidos cimientos.

Ninguna fé tiene las mismas
dioptrías que otras y no vemos igual
el final del sendero.
Cuando sujetamos nuestros propósitos
con las dos manos, se nos escapan
parte de ellos, bien sea por exceso de presión
o el agotamiento, por el tiempo
que tratamos de mantenerlos en alto.

El dolor se nos instala, como un virus,
en los costados del alma
y todo por lo cual soñamos y luchamos,
se queda en el rescoldo de una ilusión,
que en nuestra juventud ardía.

No es de recibo, envejecer.
Envejecer es perder la ilusión,
es claudicar, abatido y cansado
de tantos intentos.
Quien lucha, está vivo, quien tiene ilusión,
posee la fuerza motriz para cambiar su vida
y al mundo.

Una mano sólo mueve un eje, para desplazar
un engranaje roto.
Una firme voluntad, consigue cambiar 
cada segundo de un inevitable destino.

Escrito en Enero 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito. "Zuhaitz"




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