que descienden verticalmente
y al chocar contra el suelo, se convierten
en interrogaciones.
Serpientes de cobre se graban en el alma,
en un damasquinado que siempre duele
por el golpe de un martillo.
Así es la proposición de futuro, que se plantea
sin cura, ni remedio, y la verdad...
no me apetece nada ser
la víctima propiciatoria de un apocalipsis,
en que el fuego ha de descender
como una espada
sobre todas nuestras cabezas
y sobre los escasos remordimientos
de quienes ignoran lo que se avecina.
Escrito en Septiembre 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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