que no siempre brilla el sol de igual manera,
caminamos bajo el sol, siempre en la espera
de llegar justo al ocaso a nuestro lecho.
Pasa el día y lo sentimos, sin saber
si es correcta la labor en lo que hacemos,
así todo, por costumbre emprenderemos
nuestro reto hasta un nuevo amanecer.
Esperamos con sudor en nuestra frente,
que este mundo gire siempre a su favor,
que no cese nuestro sol con su calor,
aunque pueda parecernos diferente.
Que la luz que nos transmite calidez,
tenga espectro y que el gozo siempre llene
cada día por venir, porque conviene
que no queme con su fuerza y su aridez.
Así deben ser las obras de los hombres,
que conforten nuestra vida, apareciendo
como un rayo de sol, que va creciendo
de una forma natural, sin que te asombres.
Escrito en Septiembre 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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