de las hojas secas.
Un sol bermejo y ebrio de luz,
tiñe las verdes praderas con su exultante rubor
y un enfermizo ocre, anuncia la caída
precipitada de la luz brillante por un asfixiante
verano.
Las sombras se apoderan de la tibieza
e imparten la cálida ternura
del carbón encendido o la leña en el hogar.
Huele a castañas asadas y a chocolate
a la taza...caliente, muy caliente,
se unen recuerdos y añoranzas de besos
y abrazos bajo una chimenea,
cuyo humo gris azulado,
se va impregnando de nostalgias.
Escrito en Septiembre 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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