y he bebido un vino que duerme
en la oscuridad de un vientre de madera
de roble.
Persiguiendo sombras me he encontrado
a mi mismo, entre las duras hogazas,
que dejaron de alimentar a las aves del sueño.
Se va perdiendo su espuma,
por los desagües abiertos y en las gargantas,
enmudece el grito, anegado en el agua.
La tierra es fecundada con los restos mortales
de un naufragio en tierra firme y las hormigas
habitan en las axilas de los supervivientes.
Con un colador de filtran las ilusiones
y las esperanzas, porque la madera de cedro,
se utiliza para las monturas de los anteojos,
que los ciegos llevan sobre sus narices.
El hierro se oxida en las manos y las miradas
fluyen desde el altar del cielo,
hasta su sepulcro en la tierra.
Nadie sabe porqué siguen brotando
preguntas sin respuestas y a las mariposas
les han mutilado sus alas.
Divergencias, tal vez de lo absurdo
o esa locución, que se pierde entre los dientes,
que dejaron de masticar la solidez
de una realidad, acaso inventada,
cuando no se tiene más alimento en el alma
y nuestro plato sigue vacío.
Escrito en Agosto 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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