dentro de un reloj de arena y los recuerdos
van dejando el almidón, que los fijaba
en nuestras memorias, por la salinidad
de las lágrimas derramadas.
Tal vez, la belleza quede truncada al fin,
por su fragilidad y los huesos traten
de emular esa misma condición quebradiza.
Sólo una mente despierta, es capaz de dormir
con los ojos abiertos, sin dejar de contemplar
el horizonte más alejado, que dejamos impreso
en nuestras retinas.
La solidez, queda estancada
en las aguas mansas y quietas, deshaciéndose
como un cuerpo atónito, ante la sorpresa
de no ser aceptado.
Amante de la incertidumbre
en un destino irremediable, que deja su huella
sobre la piedra desnuda, para vestirla
nuevamente, con el musgo perpetuo
de una constancia imperecedera.
Escrito en Agosto 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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