la vida que adivino por delante,
impávido en el gesto, en mi semblante,
mientras puedo sentir, que va mermando.
No es lo que esperaba, ni aún soñando,
sabiendo que he vivido muy despierto,
podéis ya declararme por bien muerto,
que a nadie, en realidad le está importando.
Va siendo al fin mi vida, la lección,
que me llegó, doliendo en mi cabeza,
habiendo cometido la torpeza,
de no observar a tiempo una traición.
Al procurar sentirme siempre lleno,
a cuenta de caer en el vacío,
creyendo que el amor, lo hacía mío
y nunca resultó ser nada bueno.
Los celos y la envidia, dieron paso,
a conseguir que nunca, en realidad,
pudiera ser feliz, porque en verdad,
alguien ha intervenido en mi fracaso.
Basado en la excesiva protección,
se ha decidido, que la felicidad,
se muestra igual que otra enfermedad,
que hará que me destruya mi razón.
Así, que todo afán, en la intención
es procurar que siga siendo el niño,
que viva dependiente de un cariño,
a costa de romper mi corazón.
Mi vida es la tristeza de un chaval,
que la felicidad, prosigue sin un nombre
y ahora, convertido ya en un hombre,
puede que hasta consiga hacerme mal.
Escrito en Agosto 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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