el cielo que busqué, me fue negado
y todo lo que amé, me ha abandonado,
me priva de ilusión, me la cercena.
Amando, se comete la imprudencia
de no escuchar la voz de la razón,
cayendo en egoísmo, el corazón,
que cree que todo amor es pertenencia.
Entonces, por tamaña necedad,
el curso del amor, nunca perdona
y así caes en olvido y te abandona
sumiéndote en profunda soledad.
Queremos prolongar esa vivencia,
haciéndonos esclavos del amor,
pero ello constituye un grave error,
en nuestra voluntad, falta paciencia.
Paciencia y comprender, que para amar,
se debe respetar la libertad,
de quien ofreces tu fidelidad,
e ignoras si la quiere disfrutar.
No basta que en tu entrega, seas fiel,
si nunca decidió cambiar su vida,
por otra, que se muestra compartida
y llega hasta el contacto, piel con piel.
Quien busca en el amor, su vida plena
y no surge la chispa en la pasión,
para ese solitario corazón,
su vida se convierte en su condena.
Escrito en Agosto 2923 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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