se nos pasa veloz, nuesta infancia,
no le damos valor, ni importancia
y llegamos a la adolescencia.
Es un tiempo de amor y carencia,
porque inmersos en ese momento,
todo gira ante el descubrimiento
del enigma que está en toda ciencia.
Nuestro cuerpo despierta en verdad,
y se siente una nueva emoción,
que descubres desde el corazón,
a una nueva y vital realidad.
Vas sintiendo tu sexualidad,
manifiesta en algunas sorpresas,
la primera persona que besas,
desde el alma y con suavidad.
Y sus labios son tibios, ardientes,
un segundo es como una hora,
ese instante sin duda, devora
tu razón, preso ya entre sus dientes.
El amor es un duende inseguro,
cuando piensas, que puedes amar
de este modo, te vas a encontrar,
que ya eres un hombre maduro.
Y aunque sigas amando, se pierde
la vital emoción del momento,
esa llama, que fuera sustento
del amor, que te embarga y te muerde.
Yo no sé, si esto es la plenitud,
o el misterio que encierra la vida,
me parece una tímida huída,
ante una cruel senectud.
Y la vida, aún presumiendo,
de aportar toda su lozanía,
con el tiempo, te abandona un día,
poco a poco…te va reduciendo.
Escrito en Agosto 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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