jueves, 8 de octubre de 2020

Día y noche en un beso de atardecer.

No hay penumbra que no hable 
del día y su claridad,
porque si bien es verdad
que la luz es graduable...


Se sirve de la penumbra,
para ver si se acentúa 
y su intensidad gradúa,
al tiempo que nos alumbra.


El día a la noche nombra
y en su destello más puro,
muestra ese ángulo oscuro,
que proyecta con su sombra.


Así, el día y la noche 
son dos amantes que lloran
y al caer el día, imploran 
unirse en un solo broche.


Por eso, al atardecer,
si el día ha sido rotundo,
a la noche da un profundo 
beso, y empieza a arder...


Sobre un lecho, que abandona 
para que la noche amante,
luzca bella y delirante,
entre coqueta y burlona.


Son amantes separados 
que por un instante, presos 
dedican todos su besos
entre los cielos soñados.


Escrito en Octubre 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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