así muestra la pobreza
un suicidio, donde empieza
el ánimo abandonado.
Entra la desilusión
y se pierde la esperanza,
mientras sigue con su danza
la vil desesperación.
Las fuerzas ya te abandonan,
llega la resignación,
cuando no se encuentra opción...
las miserias no perdonan.
No se debe claudicar,
para luchar se ha nacido,
nunca te des por vencido,
antes morir o matar.
Matar el hambre y la pena,
matar toda esa injusticia
disfrazada de caricia,
que por la ley, nos condena.
Matar, morir, es la vida
que obliga a una decisión,
cuando sangra el corazón
y no se cierra su herida.
Todos tenemos derechos,
no sólo la obligación
de seguir fiel a un guión,
si no somos satisfechos.
Escrito en Octubre 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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