martes, 20 de octubre de 2020

Un cielo sin retorno.

¡Galopa corazón! La sangre es un torrente 
 de vida, que fluye cuando la emoción 
anega los sentidos.
Siento vibrar mi alma, tiembla mi mentón 
y balbuceo palabras sin sentido, precipitadas
desde un cielo sin nubes, que nace
en mi paladar.


Aproximo el ascua de mis ojos derramados
en la visión postrera de un amor,
que se desgarra en besos y araña 
la inconsciencia, para despertar 
en el lecho del deseo.


Se escuchan en la noche, gemidos y lamentos
¿Dolor, placer? Tal vez, ambas cosas,
rompiendo el ámbito celeste de los sueños,
que se hallaban prisioneros en una tímida 
arca de fuego incontenido.


He devorado todas las ausencias 
y tomando por mano, 
todos los pecaminosos gestos, que el amor
había prohibido, he llegado a un cielo 
sin retorno alguno.

Escrito en Octubre 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.







No hay comentarios:

Publicar un comentario