el asombro ante la luz fulgurante
del rayo.
Admira su celeridad y con ronca voz,
intenta pronunciar su nombre,
pero carece del abanico cromático
que el rayo posee y derrama lágrimas
sobre la tierra, al tiempo que su poderosa voz
se sigue escuchando por la vasta
cúpula del cielo.
Cielo gris y apesadumbrado en oscuras
y densas nubes.
Se muestra desahuciado, átono y triste...
solidario con el trueno.
Escrito en Octubre 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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