martes, 27 de octubre de 2020

El deseo y el amor.

El deseo se hunde por debilidad 
y agita la mente que busca virtud,
y ésta se convierte en la esclavitud,
sin ver otra imagen de su realidad.


El deseo bebe de un velado anhelo,
que desea en vida, ser perpetuado
a un amor sincero, firme y tatuado,
que no deja dudas en su amplio cielo.


Nada lo detiene, y si es por un beso,
detrás de este gesto, se muestra indefenso,
el deseo es más que aquello que pienso,
es la plenitud que halla el embeleso.


También es por cierto, la actitud nefasta
que olvida el suspiro, soñando en el goce,
produciendo un brío de extasiado roce,
en una emoción que al ánimo aplasta.


El loco deseo es por desamor,
la gota que falta por colmar el vaso, 
un flaco recurso, porque en el fracaso,
tan sólo es el rictus que esconde un dolor.


El deseo es sólo un buen ornamento,
que al amor lo nutre, si éste por sincero 
expresa en su voz, un sonoro: Te quiero,
que se perpetúa desde ese momento.

Escrito en Octubre 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.





No hay comentarios:

Publicar un comentario