viernes, 2 de febrero de 2024

Al final de esta vereda.

Nada es aleatorio 
y sin embargo, vincula 
todo lo que se inocula 
en el ámbito amatorio.


Nada guarda compostura,
se derrumba o se sumerge,
pero algo, por siempre emerge 
con sólida arquitectura.


Todo es trivial y es liviano,
cambia de forma y se extingue,
porque ya no se distingue 
cuando escapa de mi mano.


Todo es extraño y confuso 
y nos puede confundir 
la forma en que se ha de sentir,
la imagen que se propuso.


Para poder admirar 
una belleza loable,
se debe de mostrar palpable,
no se puede adivinar 
ni su forma o su textura 
y en eso estriba el sentir,
cuando se quiere vivir 
su esplendor y su hermosura.


Efímera es la belleza 
y al igual que en el amor,
nos transmite un gran dolor,
al cometer el error 
de querer atesorar 
lo que se va a sepultar 
en un tiempo inquisidor.


Efímera es nuestra vida,
el amor y la belleza,
se desmontan pieza a pieza 
en el alma dolorida.


Todo pasa y nada queda,
sólo un borroso recuerdo 
de lo que consigo y pierdo 
al final de esta vereda.


Escrito en Febrero 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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