no es sino la luz, que proyectada,
respeta en esa imagen reflejada,
un ángulo que aún no ha dominado.
Y olvida un breve espacio en el letargo,
la luz es despertar en la esperanza,
en cambio, toda sombra con su danza,
se agita en la tiniebla, sin embargo.
La luz es por la sombra vertebrada,
la sombra quiere luz, la necesita
y en ese nuevo espectro resucita,
se siente dulcemente acariciada.
La sombra, bruna dama enamorada,
por esa timidez del ángel bello,
evita de la luz ese destello,
pues sabe que jamás es ignorada.
Amantes, luz y sombra, complementan
el mágico misterio del amor,
la luz inunda con su resplandor,
ternuras que en la sombra se sustentan.
Escrito en Febrero 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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