lunes, 19 de febrero de 2024

En mis sueños escucho el eco de tu voz.

Entre tus dientes se escapan, 
como aves peregrinas, las sílabas precisas 
que componen la melodía que regala
a mis oídos la música más dulce,
que jamás mortal alguno haya escuchado.


Un susurro arrollador, que acaricia el alma,
cuando el amor se convierte en sonido 
y en un canto de sirenas, emerge desde
el coral de tus labios.
Besa la candidez y borra la tristeza,
en un oleaje que avanza hacia la playa 
desierta de mi soledad.


Brotan flores entre las inertes rocas 
de un descuidado pensamiento, que otrora
manifestaba la inmovilidad estéril 
de su marchita esperanza.
Ahora, como un fugaz rayo de luz, 
atraviesas el grueso de mi oleaje
y penetras hasta el fondo de mi alma,
para ascender hacia la superficie,
tocando tímidamente, el cielo que esplende
en el brillo de tus ojos,


Amo la perfecta estructura que mantienen
unidas, cada una de las moléculas
que te componen y habitan.
Cada lazo verbal o palabra de amor,
que me vincula a ti y a tu realidad,
Amo cada aroma que brota desde tu alma
y percibo en el ondulante movimiento 
de tus cabellos.


Un eco delgado y lejano, repite tu voz 
en mis oídos y añoro tu presencia 
no palpable y aún no manifiestada.
La levedad del sueño se deshace como 
espuma en las arenas del tiempo.


Escrito en Febrero 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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