me gusta ese color, que la madera
le presta a una vida verdadera,
en aras de una mágica ilusión.
No quiero las ciudades con su prisa,
me gustan las aldeas, con la calma,
que te hace reencontrarte con tu alma,
sintiendo la caricia de la brisa.
No quiero ser el centro de atención,
tampoco busco ser el ignorado,
que sufra en soledad, por olvidado,
sabed que también tengo corazón.
No quiero ser la sombra de un recuerdo,
ni aparentar ser más que lo que soy,
mañana me veréis igual que hoy,
conozco mi camino y no me pierdo.
Conozco todas mis limitaciones,
no busco el halago por mis logros,
la fama y el orgullo son dos ogros,
que pueden presentarse en ocasiones.
Cuando te crees que llegas a la cima,
descuidas tu humildad, se viene abajo
el fruto de tu esfuerzo y tu trabajo
y quien hoy te ha apoyado, te lastima.
Efímera es la fama, y en verdad
lo que sostiene en ti, tu envergadura,
sin duda es esa mágica armadura,
que guarda tu virtud e integridad.
Escrito en Febrero 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario