que deja al corazón falto de aliento,
la causa de que todo sentimiento
se apague sin la llama que lo alumbre.
Acaso es el dolor y la obsesión
que nos va limitando y encadena,
tal vez, sea el motivo de esa pena,
que anida sobre un triste corazón.
Si cuesta mantener una ilusión,
no es que no pongamos nuestro empeño,
es por nuestra renuncia, cuando un sueño
no fija en nuestra mente su atención.
Pensamos que es banal alegoría,
imagen que se borra en la memoria,
efímera es la huella de la gloria,
que vive en ese instante, un solo día.
Y así, por esa escasa consistencia,
el gozo en la ilusión, desaparece,
ajado por pensar que no merece
más tiempo que perderse en la paciencia.
Posado en nuestra vida, brevemente
se escapa como un viento, que huidizo
nos va precipitando ese granizo
que enfría nuestro ánimo en la mente.
Por ello, la ilusión no ha de perderse,
pues es la solidez de todo sueño,
que debe gobernar en nuestro empeño,
aunque le cueste tanto mantenerse.
Escrito en Febrero 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz “.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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