de cristal.
La temperatura continúa en ascensión
y la sal de los cuerpos solidifica,
cuando el sudor resbala, marcando
un territorio inexplorado sobre la piel.
Toda densidad se hace liviana y se derraman
humores sobre el último deseo silenciado,
para no romper un espacio vacío y llenarlo
con las ausencias que los recuerdos
dejaron impresos sobre sus huellas.
Se bebe despacio el mercurio, tratando
de evitar su ascensión, sobre la tabla rasa
de nuestros hábitos más comunes
y cotidianos.
En las profundidades del inconsciente,
toda carga superflua, contempla
las limitaciones del raciocinio impuesto
por los orbes maquiavélicos, que dominan
el mundo.
Una vaca ajena a todo esto, consume
las ultimas hojas de hierba fresca,
ya que el otoño llegará sin avisar,
como ese incómodo vecino que aún
no ha pagado su alquiler.
La incomodidad de pensar te hace libre,
pero el ganado prefiere vivir ajeno, sin pensar
que un día, su carne será servida en la mesa
de los poderosos.
Hace calor y cuesta pensar,
pero es un ejercicio necesario, para adquirir
la destreza de intentar conservar la vida.
Escrito en Febrero 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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