de su corazón agrietado.
Agrio su temperamento y sus ojos,
antes claros, como el día,
se enturbiaron, su alma fué ahondando
tan bajo, que removió el cieno del fondo.
Tóxicos y oscuros pensamientos,
penetraron, hirientes y cortantes cuchillos
y su ser se desangró por dentro lentamente,
hasta que sintió un rencor de vísceras podridas
en su interior.
Así se construye un asesino,
el puro cristal de su alma se quiebra
y desprende un gas inerte, que paraliza
su mente y su razón, dejando flores secas
y angustias desmedidas.
El alma tiene un verjel, su cuidado
requiere el agua pura e inquieta
que fluye en la superficie.
Cuando se araña el fondo de las pasiones,
se altera la transparencia de su inocencia
y desde el fondo emerge un monstruo dormido,
de cuyo letargo, jamás debe despertar.
Volemos alto sobre las alas blancas
del ángel de la inocencia
y dejad que el diablo duerma en su inconsciencia,
por los siglos de los siglos.
Escrito en Julio 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz".
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