jueves, 9 de julio de 2015

No cambiemos las leyes naturales

Los hijos de los impíos 
han colgado la luna
sobre los odres de vino.

Querían huir, pero hicieron flechas
usándolos radios de las ruedas
de su carruaje.
Alguien comentó que cuando blasfemaban,
aparecían apóstrofes sobre sus cabezas.

No es demasiado aventurado decir
que algún día de estos, 
la poca sal que quede en los mares,
hará estornudar a las ballenas.

No está cambiando el mundo,
están cambiando nuestras costumbres 
respecto a mundo.

Si la plateada luna cayera al mar,
los avaros tratarían de venderla,
pero ya no habría más mareas
y se malograrían todas las cosechas.

Entonces, no pongamos más inconvenientes,
ni trabas a lo que por ley natural, ha de ser.
Nadie sujetará las olas del mar con imperdibles,
ni pondrá ventanas con postigos al cielo.

Escrito en Julio 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz".






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