cuando estaba plenamente convencido,
de que todo lo que fue, y había vivido,
llegaría allá, más lejos que la muerte.
Es por ello que pensó en embalsamarse,
preservar su cuerpo muerto en el futuro,
pues así la eternidad, a buen seguro,
le esperaba y debía prepararse.
Los vendajes y pomadas, en efecto,
preservaron y su cuerpo, ya marchito,
se quedó, como si el tiempo y su apetito,
se olvidaran de ese cuerpo tan perfecto.
Invadido en la premura y sin la calma,
que acontece embalsamando a este finado,
con el mimo que su cuerpo es preservado,
se olvidaron preservar también su alma.
Escrito en Julio 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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