aunque el amor nunca llega,
no soy el que pide o ruega,
tan sólo soy un clamor.
Soy la voz de un trovador,
en un siglo de despecho,
que lucha por el derecho
de ver su vida mejor.
Nunca me ha tocado “El Gordo”
en la infausta lotería
de conseguir cada día,
que no me hagan oído sordo.
El siglo que estoy viviendo,
ha perdido la razón,
se vive sin corazón,
continuamente mintiendo.
Somos cáscaras vacías,
de todo ese contenido,
que nos hubiese servido
al compartir alegrías.
Y van pasando los días,
perdiendo en nuestra memoria,
todo honor y toda gloria,
vidas patéticas, frías.
A falta de ese calor,
que produce la empatía,
hay una psicopatía,
que desarrolla el pavor…
de sentir la cercanía
de todos los semejantes
y esto no pasaba antes,
en nuestra ciudadanía.
Se habla de tecnología,
inteligencia artificial,
pero nadie evita el mal,
que se cierne cada día.
Somos un número más,
que puede ser suprimido
y nadie va prestar su oído,
muy pronto lo olvidarás.
Soy una mente, que inquieta,
se pregunta, si ha acertado
o tal vez se ha equivocado
naciendo en este planeta.
Escrito en Julio 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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