al despertar?. ¿Qué atajó he de tomar,
para evitar la curvatura de la tierra.
Allá donde su oronda barriga es agua de mar,
que trata de huir, aliándose con el viento.
Álgidas olas, tremendas huestes con bramidos
de espumas y enojos.
Vertiente toda, de azul y gris pupila,
en los párpados que a la tierra ignoran.
Secuencias de flechas y eslabones, en gotas
mecidas y proyectadas violentamente
sobre las rocas, ignorando su arena,
como piel desprendida de los acantilados.
Piel desnuda en el sufrimiento mudo,
ante las lenguas que lamen su cuerpo abatido
por la sal y la espuma.
Por un viento, celoso de las ondinas,
que sacude con invisible tenacidad,
el rostro agitado del piélago, deshaciendo
sus cabellos o crispadas crines,
ante la parsimonia e inactividad
de los perfiles abruptos de los gigantes
de piedra, que contemplan el mar,
con inmóvil asombro.
Escrito en Julio 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario