trenza el aire con su canto.
Su falda es como un pañuelo
o el ave que inicia el vuelo
y el cielo, sin un quebranto
lo surca con rapidez
¡Miradla! Gentil, donosa,
sin que merme la mañana,
por un suspiro de anhelo,
pues ella compone el cielo,
mira a la tierra y la sana
con su mirada dichosa.
¡Miradla! Como la espuma del mar,
deja una leve caricia
y roza muy suave, el labio
con un beso docto y sabio,
pues su beso es la delicia
que consigue enamorar.
¡Miradla! Porque se intuye
que por su fragilidad,
es como una mariposa,
no pretendas otra cosa
que admirar su claridad,
quien la atrapa, la destruye.
Dejad que siga volando
y disfrutad el instante
que trae su felicidad,
pues no habrá mayor verdad,
y nada más importante,
que el rastro que va dejando.
Escrito en Julio 2023 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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