sábado, 14 de noviembre de 2015

A los Ángeles del paraíso

Si tu cuerpo es un pecado, 
me confieso pecador,
porque perdiendo el amor
sólo en ti me refugiado.

Viviendo una fantasía
muy parecida al amor,
mitigaste mi dolor,
para seguir cada día.

De nuevo en ti, la ternura
hallé después del despecho
y brotó desde mi pecho
un atisbo de dulzura.

Miré tus calmados ojos
y volviendo a sonreír,
sentí ganas de vivir,
disolviendo mis enojos.
  
Y toda aquella amargura
que quedó del desamor,
en ti vi una nueva flor
y una hermosa criatura.

Que no ha de ser de mi vida,
ni tampoco mi destino,
que se cruzó en mi camino,
para sanar mis heridas.

Sólo tengo un sentimiento,
hacia este ángel furtivo,
no he de hallar más que el motivo
de puro agradecimiento.

Escrito en Noviembre 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".

No hay comentarios:

Publicar un comentario