martes, 10 de noviembre de 2015

El silencio amargo de la hipocresía

En las abolladuras de un plato  de metal,
pululan las hormigas circuncidadas
y en el hambre de los niños,
cabalgan caballos famélicos .

Nos basta mirar hacia otro lado 
e ignorar, tanto el llanto de los desamparados,
como el feroz ladrido de los perros
que anuncian la guerra.

Se mata y se muere sin razón
y la vida se compra y se vende en las rebajas.
No hay marcas en el calendario y nos parecen
todos los días iguales.
La pesadez del párpado anuncia la falta de interés
y la ilusión se resume a un licor espiritoso
o una cerveza de malta.

Quise hallar la paz y ni siquiera está en los sepulcros vacíos,
nadie supo jamás porque esa negación a observar 
lo que sucede, con la máxima atención 
y pasamos directamente a la discreción ,
( máscara vacía de la cobardia ), que cada cual se pone
decorándola con la tinta indeleble de la hipocresía .

Escrito en Noviembre 2915 por Eduardo Luis Díaz Expósito. "Zuhaitz"

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