jueves, 12 de noviembre de 2015

El atronador sonido del silencio

El sonido suave de la brisa,
evoca el susurro de una voz al oído,
acariciando el alma con su suave cadencia.
Busco esa calma o bálsamo pronunciado
desde el amor, sin estridencias que puedan
herir los oídos.

Busco esa seda en la cadencia y el timbrado
perfecto, donde la voz sea una ondulación,
que sinuosa, se asemeje al cuerpo amado
o las esferas que gravitan en el firmamento.

El puro fluir, ingrávido y celeste con la lentitud
del párpado, que recientemente despierta del letargo.
El soplo tenue de un silencioso suspiro exhalado
o la vaporosa nube que emerge a los cielos,
como una silenciosa plegaria.

La calma yerma, donde un ápice de intención 
al diálogo, establece un margen, donde la soledad
es quien conversa con uno mismo.
Ese diálogo interno,donde no hay nada más atronador,
que escuchar tus propios silencios.

Escrito en Noviembre 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito." zuhaitz"


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