de cambio o aislamiento motivado,
donde se tiende a perder el norte.
Se parte un hilo que nos sujeta
a alguien y nos damos cuenta
de los apegos que el amor proporciona,
cuando sólo vemos a través de ojos ajenos,
que no de los nuestros.
Un inacabado lecho de constancias,
sirve de remitente, para obtener
la dirección perdida, a la cual debemos volver.
Debe el viento peinar las olas del mar,
pero no penetrar en su realidad
y su existencia.
Cada uno de ellos, posee desde su libertad,
su propia existencia .
Cada cual tiene su propio fin, su propio afán
y su propio destino.
Nadie se queda en tu vida, son tan sólo,
compañeros de camino.
Escrito en Septiembre 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz”
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