lunes, 21 de septiembre de 2015

Gorliz

Líneas tenues, el horizonte desdibujado
y la brisa, confidente de avatares marinos.
Trae a los atentos oídos, la risa alocada
 de las gaviotas y un barco pesquero 
hace su entrada a puerto.

Las casas, blanqueadas y en su ornamento de madera
pintadas de azul.
Huele a mar y se respira la paz de la tarde,
en los largos paseos, algunas madres jóvenes
mecen a sus hijos en los cochecitos.

Está de cambio el tiempo y el viento riza la mar,
en espumas albinas y un gris triste y plomizo,
 se apodera de los cielos, antes azules
e ingrávidos.

Escrito en Septiembre 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito. “zuhaitz”

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