vientos de cambio,
donde el sufrimiento se hará
compañero de camino.
Ahora toca llorar la angustia
de más de un problema sin resolver.
Vemos la muerte muy cercana
y su cara nos resulta familiar.
Vamos muriendo sin saberlo,
se apaga nuestra luz interior
y no lo observamos porque
miramos en cualquier dirección,
menos en nuestra alma.
Se va consumiendo el aceite
de nuestra lámpara, olvidando ser felices
y hacer felices a los demás,
vendiendo sexo a Low-Cost
e infravalorando la poderosa llama
del amor.
Tonterías de poetas y románticos,
que están todos locos, pero los locos
tenemos la razón, sin el excesivo peso
de la cordura.
Escrito en Septiembre por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz"
No hay comentarios:
Publicar un comentario