jueves, 3 de septiembre de 2015

Esa flor era para ti

Quien arranca una flor, 
no posee la belleza,
porque la posesión marchita
y aja la belleza, tanto como la desconfianza 
envenena el corazón.

Nunca digas que amas, si no confías,
no serías honesto con nadie,
ni contigo mismo.
Amar es dejar la duda en el rincón del olvido
y construir juntos un nido de confianza,
sujetar entre ambos las paredes del amor
que se ha construido y evitar que caiga.

La inseguridad y la introspección,
delata que sólo piensas en ti
y crees que todo el mundo te engaña.
 
No te aceptas y siempre crees
que buscamos algo mejor, porque piensas 
que tu no vales.
Y aunque se luche a capa y espada,
para demostrar lo contrario,
al final tu desconfianza  te hace daño
y ese daño lo trasladas a quien más te ama.

No he arrancado la flor,
la cuidé con mi amor para ti.
Se marchitó porque le negaste
tus cuidados.

Escrito en Septiembre 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito. “zuhaitz".

No hay comentarios:

Publicar un comentario