Las hojas de otoño se extienden en el paseo,
alfombrando nostalgias.
Las escasas gotas de lluvia, repiquetean
sobre el charol del suelo.
Te cubro con la gabardina, y al posar
mis manos sobre tus hombros…
el tiempo se detiene y se prolonga
en el espacio de un beso.
Tan sólo rompo el silencio, para decirte:
Te amo.
Escrito en Noviembre 1999 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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